domingo, 24 de octubre de 2010

Bicentenario




Bicentenario.

Una carta sin remitente al exilio de un pais libre y soberano.

200 años siendo el prologo de una nacion “justa y soberana”, dime quien sino tu Mexico, ahora que nos difuminamos entre sangre y plomo, ha sido el testigo de un homicidio en primer grado.
La democracia, ese neoliberalismo constante, el teatro guiñol montado, los hombres detrás de la cortina, y como pista de baile, tu el mismo pais de siempre, imponente, con tu cultura  a cuestas, y el desarraigo de una nueva generacion que exhala patriotismo, respirando egoismo, viviendo en desigualdad.
Tus esferas sociales trasparentan tu estatus de pais moderno, el vivir durmiendo, embellece tu esencia, mas detrás de un muro estas tu mismo, resquebrajando tus raices, viendo como la sangre emerge de una herida camuflajeada por el slogan de un sexenio politico, vivir mejor te dicen, te lo gritan, y creen que te has dejado extirpar las esperanzas.
El patriotismo emerge, se evade el veto nacional, se omite el cerco del ejercito, se ignoran los kilómetros de violencia, se entierran los hijos bastardos de una educación inexistente que adoptados por ti, la pobreza y tu neoliberalismo reluciente, yacen sin cabeza y sin nombre.
La violencia  tiñe ahora tus colores, le da al rojo de tu bandera un significado diferente, ni Hidalgo y Morelos, ni Zapata y Villa, pudieron condecorar mas el rojo que tu afamado bicentenario.
Rojo sangre, el mismo color que se evapora de tus venas, mientras eres testigo de una muerte lenta y dolorosa, esperando atento, a que tu maza, ese amasijo de cuerdas y tendones, como diria Silvio no deje que pasen otros 100 años para revivirte, y dejar que la carta a un pais libre y soberano no claudique en el prologo.



Independencia. Revolucion. 2010





Malquerido Mexico (2006)



                                                                 Malquerido México:

Como te puedo expresar esta amalgama de sentimientos que provocas en mi, como poderte explicar que tu esencia sigue en pie a pesar de nuestra incesante guerra para agringar tus entrañas, como enseñarte México a que no eres un espejo para reflejar vanidades políticas que siguen cicatrizando tu piel.
Como te puedo decir que estas secuestrado por la iniciativa privada que amordazándote con inversiones extranjeras adormece tus memorias prehispánicas.
Como te hago comprender que tu rostro es bello y que no necesitas cirugías de capitalismo para sobresalir.
Ahora dime como te digo que las ambiciones de pocos pisotean las necesidades de muchos, que mientras tus arterias cosmopolitas se regodean en la apariencia hipócrita del tan anhelado primer mundo, tus huesos llenos de pobreza y desigualdad se siguen fracturando.
Mas he llegado a la conclusión de que no te puedo explicar, ni enseñar, ni decir, que tu ya lo sabes todo y que seguirás de pie imponente viendo como bombardeamos tu cultura entre Mc Donalds y Starbucks .
Y como no vas a seguir de pie México querido si tu historia se fraguo con injusticia y sangre.
Te viste saqueado e invadido y así naciste, aguantaste erguido viendo como las ostentosidades de unos cuantos extranjeros se apropiaban de las vidas de la gran mayoría indígena, quienes ayudados por una mezcla de raciocinio intelectual y valor de una raza nueva forjada entre sangres distintas, se rebelo cual hijo desobediente y te independizo.
Creciste deambulando entre el imperio, la dictadura y la republica buscando como cualquier adolescente una manera de encajar en el mundo. Tus sueños fueron buenos mas la realidad fue otra, el rico le quito al pobre hasta que el pobre le pego al rico y así nació tu primera revolución.
Ya han pasado mas de 100 años y sigues de pie, han quedado marcadas en tu piel innumerables huellas, desde unas olimpiadas ensangrentadas y dos mundiales de esa droga popular que hace olvidar las penas llamada fútbol, hasta una sobredosis de política corrupta que aun ahora en pleno siglo XXI         amenaza con arrebatarte tu pureza.
Ahora que se acerca otro 16 de septiembre cuando de repente nos acordamos que somos mexicanos  a grito del mariachi, y nos inundamos en tequila fingiendo que te amamos, no me queda otra cosa, mas que decirte que tu sangre seguirá fluyendo entre  mosaicos culturales de masas presurosas que se amontonan en las urbes congestionadas de prejuicios y las innumerables etnias que aun te conservan integro en sus raíces trasparentes que seguimos tratando de extinguir.

Gracias por seguir de pie mi malquerido México.

                                                                                                            2006